ACTO 25 DE MAYO 2020

Queridas Familias, Directivos y Personal del Instituto Don José de San Martín:

Hoy, el reclamo sigue vigente. La herida sigue abierta y el recuerdo de aquellos jóvenes soldados que ofrendaron la vida por su Patria nos convoca a buscar la mejor manera de reclamar nuestros derechos y soberanía: a través del diálogo consensuado y sostenido por la convicción de que el único modo de lograrlo es a través de la paz.

Nos congregamos hoy, mediante este medio que logra unirnos más allá de las circunstancias, para conmemorar un nuevo aniversario de los acontecimientos ocurridos en 1810, cuando ciudadanos y ciudadanas de la incipiente nación participaron de un movimiento, fundamentalmente de ideas liberadoras, que transformó los destinos de nuestro país.

 

Este suceso, del que se cumplen hoy 210 años, constituyó un acontecimiento político de enorme gravitación en Buenos Aires, pero también en todas las ciudades y provincias que acompañaron la decisión de poner término a la crisis desatada en la ya desgastada monarquía española en 1808.

 

De tal modo, el reemplazo de la autoridad virreinal por una Junta Provisional, no suponía continuidad institucional alguna, sino más bien una ruptura …. ruptura  que apelaba a fundar un nuevo orden político, el revolucionario, destinado a fundar una comunidad política independiente de España y cualquier otra nación extranjera.

 

Para entender la magnitud de este hecho, es importante recalcar que el término “revolución” significa un cambio violento en las instituciones políticas, económicas y sociales de una nación.

 

Así, podemos inferir que los hechos del 25 de mayo de 1810 fueron claramente una revolución e implicaron un cambio radical para el entonces virreinato del Río de la Plata.

 

Nuestros próceres de mayo tuvieron un sueño de libertad y la determinación para llevarlo a cabo.

Los grupos que apoyaron o llevaron adelante la revolución no eran completamente homogéneos en sus propósitos, pero si pensamos en los miembros de aquel primer gobierno patrio, podremos ver que, a pesar de las diferencias, eran hombres con enormes cualidades y que su valor e inteligencia los pusieron a liderar un acontecimiento histórico. 

 

La memoria y la historia de la Nación Argentina, se construyen con hechos, procesos, marchas, revoluciones, quiebres y contramarchas, que nos ocurrieron a todos, sin magnificar a algunos y olvidar a otros.  La memoria es selectiva y privilegia aquello en lo que se insiste, se escucha y se repite. 

 

Nos permitimos evocar en el día de hoy, tan solo a la figura de uno de estos grandes hombres, quien desde su intelectualidad contribuyó a gestar algunas de estas ideas revolucionarias: Mariano Moreno.

 

Este joven político argentino, jugó por aquel entonces un papel crucial en la creación de la Argentina independiente y pronto se convirtió en el máximo dirigente de la junta. Garantizó la libertad de prensa, la integración de indígenas y blancos en el ejército y la creación de una biblioteca nacional.

 

Como director del periódico "La Gaceta de Buenos Aires" fomentó la difusión de los objetivos revolucionarios a las provincias y luchó incansablemente por la total independencia del territorio argentino y su constitución como república democrática.

 

Moreno aseveraba que “… en las manos de nuestro pueblo se posaba la responsabilidad de proteger nuestros intereses y derechos …”.

 

Las consecuencias de esta revolución fueron diversas, pero en parte se condensan en la idea de que, en ausencia de las autoridades legítimas, el pueblo tenía derecho a designar a sus propios gobernantes. Así, de manera lenta y progresiva, Argentina se acercaba poco a poco al sistema republicano como forma de gobierno.

   

Y así, la revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del estado argentino, sin una proclamación de independencia formal, la que tendría lugar unos años más tarde, un 9 de julio de 1816.

 

Ese es el ideal que rescatamos hoy para seguir construyendo entre todos nuestra historia nacional.

Ese ideal libertario, que es el camino más difícil, pero también el que se nos enseñó desde mayo de 1810, el que no podemos olvidar y mucho menos ignorar.

 

Con ese espíritu evocamos hoy la Revolución de Mayo de 1810.  Que no sea tan sólo el recuerdo de ese hecho el que nos una; sino que esto se convierta en el símbolo y en la excusa para recordar a quienes lucharon por la patria y lo siguen haciendo cotidianamente, en muchos casos fracasando en sus intentos, en otros sin grandes triunfos dignos que recuerde la historia, pero igualmente importantes. Que este espacio también nos sirva para reflexionar acerca de nuestro propio papel como ciudadanos y constructores de nuestra Patria.

Actualmente, atravesando esta situación sin precedentes, cada uno de nosotros se trasforma en un ser de lucha y convicción hacia un futuro mejor.

 

De ese modo, sin lugar a dudas, estaremos haciendo algo que nos trascienda a nosotros también, porque cada contribución individual al bien general es lo que nos hace avanzar como sociedad.

Aprendamos de los próceres de Mayo. Tengamos sueños, algo que nos apasione y no claudiquemos hasta lograrlos. “Nadie es la patria, pero todos lo somos”, escribía Jorge Luis Borges.

 

Hoy, más que nunca, debemos recordar los logros obtenidos y poner en práctica el compromiso de todos para que perduren a través del tiempo. En homenaje a la libertad que consiguieron nuestros próceres y a todos los habitantes de esta tierra que desean un país libre y soberano.

 

Los saludamos desde casa, luchando cada uno por el bien común.

Atte. Dpto. De Educación Física.